La pasteurización prolonga la vida útil de un producto alimentario. A diferencia de la esterilización, esta técnica no destruye todos los microorganismos, sino que reduce su número a un nivel tan bajo que no causa enfermedades. El proceso de pasteurización varía desde unos minutos hasta unas horas, a una temperatura de aproximadamente 85°C. Este proceso suele llevarse a cabo en condiciones de humedad del 100%, por ejemplo, sumergiendo el envase o tratándolo con vapor.
No hace falta decir que la pasteurización repercute en la tinta y los barnices de las etiquetas IML. MCC Verstraete ha desarrollado una combinación específica de tintas junto con una laca especial, que evita que las etiquetas "sangren" (es decir, que se corra la tinta magenta) durante la pasteurización, o que se dañe la laca. Las etiquetas IML resistentes a la pasteurización conservan su calidad y aspecto, incluso después de que los envases IML hayan sido pasteurizados.